La lectura de una Carta Astral se basa en la interpretación de las posiciones planetarias en el zodiaco y la relación de unos planetas con otros en el momento del nacimiento. Para un astrólogo experimentado, esto contiene información amplia y detallada de la personalidad y las tendencias psicológicas de una persona. Lo cual evidencia una cosa; cuando nacemos no partimos de cero, sino que tenemos una estructura psicológica y una forma de ser muy concreta. Esto nos puede llevar a intuir que toda la carta astral es kármica y que nuestra forma de ser innata es la que provoca todas las circunstancias y situaciones que atraemos en la vida. Tanto las placenteras como las dolorosas. Todo es una proyección externa de nuestra realidad interna. Los aspectos fluidos o “positivos” entre los planetas, indican cualidades psicológicas desarrolladas en vidas anteriores, habilidades que suelen atraer a nuestras vidas situaciones positivas. Mientras que los aspectos tensos o “negativos” muestran partes de nuestra estructura psicológica que necesitan ser pulidas y perfeccionadas, las cuales, tienden a generar situaciones más complicadas o dolorosas.
A partir del nacimiento, comienza el camino cuidadosamente trazado por el Alma antes de encarnar. Las situaciones, encuentros y vivencias, han sido preparadas con fines muy concretos. Cada situación, relación y experiencia servirá al propósito de crecer, haciendo consciente lo inconsciente y transformando las tendencias del ego en cualidades espirituales. El sistema solar, reflejará fielmente en sus movimientos reales y simbólicos, los momentos claves del camino que el alma recorrerá a lo largo de su existencia física.
Aunque todos los elementos de una carta natal muestran detalles del karma de una persona, hay dos puntos que requieren una especial atención para abordar las pautas esenciales de evolución y transición kármica; los Nodos Lunares y Saturno.
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